Publicado: Sábado, 14 Junio 2025
Oración de Pentecostés
Bajo el lema Peregrinos de Esperanza en busca del Espíritu, se ha celebrado en Santander en la Capilla de la Virgen de la Providencia, de la Iglesia de los jesuitas, un tiempo de oración, silencio, contemplación y súplica, centrado en el Espíritu Santo.
El deseo y objetivo de este encuentro era promover el “conocimiento interno del Espíritu de Dios, que por mí viene y me habita, para que yo más le ame y siga sus inspiraciones”. En un clima de paz, la música de fondo, las imágenes proyectadas, los textos bíblicos proclamados, las canciones… Todo contribuyó a crear el ambiente de oración. Entre los pensamientos que ayudaron a interiorizar y guiar la celebración estaban las siguientes peticiones: “Ven Espíritu de Dios”, “me abro a tu presencia”, “cambiarás mi corazón”…
Fue una oración en la que se tuvo presente al Papa Francisco, siguiendo sus claves acerca del Espíritu Santo:
- “Está junto a ti para sostenerte”.
- “Busca que avances en tu vida de fe”.
- “Te cuida para que no caigas”.
- “Conserva la juventud de tu alma”.
- “Es el apoyo que te hace ir hacia delante”.
«El Espíritu Santo (…) será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho» (Jn 14,26).
El Espíritu nos anima a orar; es ejercer el amor. Amar es ejercer el servicio. Servir es ejercer la vida. Vivir es amar y servir. Vivir es ejercer a Cristo. Es ser un nuevo Cristo.
Y qué decir del Espíritu Santo. Tiene muchos nombres: es fuente de vida, es Espíritu de verdad, defensor, consolador. Reparte sus dones sobre nosotros, cuando y como quiere. Y así, nos da sabiduría, temor de Dios, entendimiento, consejo, piedad, fortaleza, ciencia… ¡Nos da creatividad! Es presencia discreta. Está sin imponerse. Nos habita, pero no nos invade. Es el modo en que Dios se hace presente hoy en nuestro mundo, en este momento de la historia de la salvación.
“El Señor os dará su Espíritu Santo. Ya no temáis, abrid el corazón. Derramará todo su amor”. Desde Pentecostés, creemos que inspira a la Iglesia para que busque y acoja la voluntad de Dios.
El Espíritu Santo es la fuerza que, a veces, cuando ya no puedes más, te ayuda a seguir adelante. Es la lucidez para mirarte en el espejo de dentro, y aceptar tus sombras, confiando en su luz. Es la perseverancia que tira de ti cuando se apagan los motivos. Es el silencio que amansa. Es la hoguera que se vuelve hogar al escuchar la Palabra. Es la alegría discreta que en ocasiones te invade. Es la presencia que derriba los muros interiores y muestra un horizonte hermoso y posible. Es la música callada que convierte los pasos vacilantes en baile. Es la voz que te invita a tomarte en serio, a ti y a los otros. Es el vínculo de unión con otras personas, igualmente seducidas por su canto. Es el brillo en la mirada al ver el mundo transfigurado. Es el amor que nos habita. Dios entre nosotros.
Fue un tiempo de interioridad y deseo de que Dios, con su Espíritu Santo, viva en nosotros y nos impulse a extender el Reino de Dios y su justicia.